sábado, 2 de julio de 2011

Nancy Jazmín González Flores

La laguna de Alcuzahue y su pueblo fantasma

Existe más de un relato donde Alcuzahüe ha sido el escenario de tantos extraños casos en donde la razón queda descartada por completo. La siguiente historia le sucedió a Francisco Hinojosa en compañía de un amigo de trabajo, en una huerta de limón ubicada cerca de la laguna.

De esta manera nos narra su relato; durante siete años me dediqué al corte de limón y plátano para solventar los gastos de mi familia, para esto me salía de mi casa a partir de las cinco de la mañana para iniciar el corte de plátano y durante medio día me dedicaba a la jornada como chalán de albañilería, ya por último antes del oscurecer me iba al limón”.

En una ocasión un amigo y compañero de jornada diaria, me invitó a la comunidad de la laguna de Alcuzahüe ya que a comparación de otras zonas de cultivos, era un lugar más productivo por el clima húmedo de dicho subsuelo, por lo que me convenció rápidamente y partimos para allá como a las tres y media de la tarde”.

Después de tres horas de trabajo se nos agotó el agua y todavía nos hacia falta llenar unas cuantas rejas para completar una mejor raya para los dos, por lo que se podía aprovechar una hora más antes de que oscureciera. Pero debido al incandescente calor no podíamos esperar más con la palpable sed y aunque bien sabíamos que el único lugar que podía conseguir agua era hasta Tecomán no me importó y agarré camino.

No había caminado ni veinte kilómetros cuando curiosamente llegué a un pueblito en donde se encontraba expuesto un tianguis muy bien surtido tipo verbena popular donde se ofrecían desde comidas, frutas y verduras. Había poca gente, la cual se encontraba muy ocupada haciendo sus compras por lo que pasaban cerca de mi rozándome sin voltear a ver me, luego imaginé que su comportamiento se debía a que era un forastero para ellos”.

Ya estando ahí recordé a lo que había ido, y encontré una tienda de abarrotes muy humilde construida con venas y palapa. Cuando llegué me atendió el tendero muy amablemente a quien le pedí dos galones de agua y unos cigarros, cuando me despachaba me hizo plática sobre el calor y el poco dinero que se ganaba hoy en día, preguntó de donde era porque nunca antes me había visto por el pueblo”.

Seguido de su pregunta yo también le cuestioné acerca de la frecuencia con la que se ponía el tianguis expuesto, a lo que me contestó que solo unos cuantos días del año, ante su extraña respuesta pensé en preguntarle mas sobre ello pero quise considerar que había escuchado mal porque normalmente un tianguis se podía poner una ves por semana como en todas partes se hace, pero ya no quise a largar la plática porque mi compañero estaba solo y con sed”. “Pagué y agradecí al amable hombre, antes de salir del tianguis pedí dos tortas para llevar y fue lo último que compré en aquel lugar.

No tardé ni media hora cuando llegué a la huerta con mi amigo, sorprendido de verme por la rapidez con la que había regresado, se acercó a mí y me preguntó que en donde había comprado todo lo que traía, por lo que le dije sobre el pueblito que se encontraba a espaldas de las huertas, él incrédulamente me escuchaba y no dejaba de observar mis manos con las cosas. Cuando terminé de contarle me dijo que era imposible porque ni a cincuenta metros a la redonda existía ningún pueblo excepto a la entrada de la comunidad”.

Después de burlarme de mi amigo y de preguntarle que como explicaba lo que compré, él me pidió que lo condujera a dicho lugar para convencerse, lo cual llevé. Pero lo más curioso y a la ves escalofriante fue que después de cruzar las huertas solamente encontramos la laguna a la redonda, seguimos caminando en búsqueda del pueblo y jamás dimos con este”.

Era más que sorprendente e ilógico, que no nos quedó mas que el quedarnos callados porque estábamos tan asustados mi compañero como yo que preferimos no expresarlo, aunque por mi parte quedé anonadado por haber estado en un sitio inexistente. Cuando llegamos a Tecomán me mencionó, que el lugar en el que había estado era un pueblo que quedó encantado por alguna extraña razón hace muchos años a tras, lugar en donde fueron sepultados en vida, la primera generación de habitantes por la laguna, después de escuchar esas palabras, no volvimos hablar sobre el asunto”.


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