martes, 21 de mayo de 2013

Festival Internacional de Cine de la UNAM - Horas de Museo


La idea de Museum Hours se concibe en la sala de Bruegel del Museo de Historia Natural de Viena, donde se encuentran resguardadas obras del siglo XVI. Jem Cohen queda fascinado por la riqueza de los detalles, la abundancia de elementos de los que ninguno toma el primer plano. Un custodio de museo nos confiesa perderse entre los lienzos y descubrir continuamente nuevos elementos que le sugieren buscar otros. “Discarded playing cards, a bone, a broken egg; a cigarette butt, a folded note, a lost glove, a beer can...” (Barajas tiradas, un hueso, un huevo roto, una colilla, una nota doblada, un guante perdido, una lata de cerveza...) Son los pensamientos de Jem Cohen a través de Johann, quien nos ofrece una declaración de su poética. En efecto las pinturas de alguna forma se asemejan a sus propias películas (Buried in Light, 1994; NYC Weights and Measures, 2005, sólo por citar algunas) en las que la cámara registra cada elemento del fondo de la calle —sea material o humano —, sus movimientos y transformaciones.
La conexión que resulta con las obras ahí expuestas le permite a Cohen imaginar una historia que tiene en el museo su principal punto de apoyo. El museo se convertirá en el lugar de un encuentro presumible, entre un custodio y una visitante, que encadenarán unas conversaciones inesperadas. La plática fluirá tocando temas tan universales como profundamente íntimos para cada uno, la vida, la muerte, el amor, la historia, la filosofía... De alguna forma insinuados por las obras mismas de la colección. Como si el museo, al concentrar las múltiples formas del mundo, terminara inspirando a su vez la creación de otras.
Y desde el espacio interior de sus galerías salimos a la calle, registrada por Jem Cohen con su inconfundible sello autoral. Los pequeños detalles, los elementos en la calle y la gente que la habita, nos describen el exterior distinguiendo cada partícula, como sucedía adentro del museo. Y asimismo la película resulta ser un conjunto de historias, en las que cada quien puede encontrar hacia dónde dirigir su propio interés. Podrá ser la historia de un encuentro o alguien hallará un retrato de la ciudad; o quizá de un mundo más grande conservado en el museo. Podrá incluso para algunos apuntalar la relación entre la vida y el arte, mediado por ese lugar. Jem Cohen, tras una trayectoria establecida y original en el medio, nos propone un trabajo inspirador y sugerente, que demuestra su capacidad de seguir experimentando dentro de sí mismo.

Texto: Eva Sangiorgi
Fotografía: Memo Robles



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